La familia de Vicente Fernández guarda con devoción su recuerdo cada año durante el Día de los Muertos, a través de un altar especial instalado en su rancho «Los Tres Potrillos».
Siguiendo los deseos explícitos del icónico cantante, el altar se aleja completamente de las decoraciones asociadas con Halloween, optando en su lugar por un diseño que resalta la rica tradición mexicana.
Abundan las flores de Cempasúchil y las veladoras, elementos emblemáticos que llenan el ambiente de color y luminosidad, creando una atmósfera que celebra la vida más que la muerte.
Los descendientes de Vicente Fernández desempeñan un papel crucial en la creación y mantenimiento del altar. Cada año, contribuyen con ideas y esfuerzos para asegurar que el diseño capture fielmente la esencia y los gustos personales del cantante.
Esta colaboración activa no solo honra su legado artístico, sino que también fortalece el compromiso de la familia con las tradiciones culturales mexicanas que él tanto apreciaba y promovía a lo largo de su vida.
El altar se convierte así en un lugar de encuentro emocionalmente significativo para la familia y los admiradores de Vicente Fernández.
Es un espacio donde convergen recuerdos compartidos, historias vividas y la música que sigue resonando en el corazón de muchos.
Más que un mero tributo visual, el altar representa un vínculo tangible con la identidad cultural mexicana, ofreciendo un homenaje que trasciende el tiempo y la pérdida física del artista.
Durante el Día de los Muertos, el rancho «Los Tres Potrillos» se transforma en un santuario viviente, donde las tradiciones se entrelazan con la vida cotidiana.