Karina relató una serie de experiencias que ha vivido junto a su esposo, Carlos Ponse, en diferentes hoteles. En muchas de sus estadías, han notado que algunos objetos personales de Carlos han desaparecido.
Esto ha generado preocupación y frustración, ya que afecta directamente su confianza en la seguridad que los hoteles deberían proporcionar a sus huéspedes. Estas situaciones incómodas han sido una constante en sus viajes.
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La desaparición de pertenencias no es un evento aislado para ellos. Karina menciona que, a lo largo de los años, han tenido que enfrentar este problema en repetidas ocasiones, lo que les ha hecho desarrollar una actitud más cautelosa respecto a dónde dejan sus cosas.
Aunque no siempre es fácil, han aprendido a ser más vigilantes con sus pertenencias personales.
Uno de los desafíos más grandes que han enfrentado es la imposibilidad de identificar a los responsables de estos actos.
La falta de pruebas concretas y la dificultad de monitorear constantemente sus pertenencias hace que sea complicado responsabilizar a alguien directamente. Esto ha llevado a Karina y a Carlos a sentir una sensación de impotencia en muchas ocasiones.
A pesar de estas experiencias negativas, Carlos sigue viajando por razones profesionales y personales.
Sin embargo, ahora toma medidas adicionales para proteger sus objetos personales. Ha optado por llevar consigo los artículos más valiosos y dejar lo mínimo indispensable en las habitaciones del hotel.